Compositor y maestro de capilla, realizó estudios musicales como niño de coro en la basílica del Pilar de Zaragoza, donde estudió con Luis Serra y, posteriormente, con Bernardo Miralles. Tras varios intentos infructuosos de optar a maestro de capilla en distintos centros eclesiásticos, compuso varias tonadillas escénicas para los teatros de Madrid. Finalmente, en 1769 fue nombrado maestro de capilla en la Catedral de Cuenca, donde realizó una gran labor compositiva que determinó que varias catedrales (Pamplona, Zaragoza, Ávila, Segovia, Oviedo, Sevilla y Toledo) le ofrecieran el magisterio de sus capillas musicales por nombramiento directo. A pesar de ello, Aranaz permaneció en Cuenca hasta su jubilación (1797) y posterior muerte.